La delgada línea entre el cuidado y la vigilancia

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Incluso antes de la pandemia de Covid-19, el equipo observó que el smartphone facilita simultáneamente nuestra capacidad de extender tanto el cuidado como la vigilancia. Formamos grupos de WhatsApp para monitorear y ocuparnos de madres y padres frágiles, pero ellos se vuelven ansiosos por perder su autonomía. Madres y padres monitorean los smartphones de sus hijos y lo consideran cuidado, mientras los niños lo consideran vigilancia. En muchas relaciones sociales la gente negociaba cuidadosamente este delicado equilibrio entre cuidado y vigilancia, que a menudo se ha vuelto más agudo gracias al smartphone.

Con la pandemia de Covid-19, nuestra observación se volvió global. Esto fue particularmente evidente gracias al desarrollo de tecnologías para trazar contactos durante la pandemia, muchas de las cuales operaron a través del smartphone. Ellas explotaron la habilidad de los smartphones para monitorear de cerca a un individuo a través de su ubicación y otros datos. La propia tecnología fue desarrollada en muchos países alrededor del mundo, pero la respuesta a tales iniciativas no pudo ser más heterogénea. El trazado de contactos se utilizó rápida y bastante exitosamente en países como Corea del Sur, mientras en Estados Unidos y algunas partes de Europa hubo mucho más cautela respecto de la potencial intrusión de los gobiernos en el ámbito privado, y su uso en general fue menos exitoso. La razón es que este delicado equilibrio no es un tema tecnológico, sino un asunto de sentencias morales y de valores culturales. Nuestra investigación mostró que las poblaciones ya tenían una experiencia considerable respecto de este problema y podrían haber sido más ampliamente consultadas e incluidas.

Estas ideas se ilustran en el siguiente video:

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